Casa Pardo Roques
El 1 de agosto de 1944 un grupo de soldados alemanes irrumpió en el número 22 de Via Sant’Andrea, la casa del presidente de la Comunidad Israelita de Pisa, Giuseppe Pardo Roques. Tras la irrupción se produjo una masacre que tuvo como víctimas al propio Pardo Roques, Dario, Teofilo y Cesare Gallichi, Ida De Cori, Ernesto y Cesira Levi (de fe hebrea), así como a Silvia Bonanni, Giovanna y Alice Ulivari, Emilia del Francia y Daniele Ristori (de fe cristiana).
La terrible masacre, aparentemente motivada por la búsqueda de riquezas imaginarias, sigue todavía viva en la memoria ciudadana, gracias también a una lápida colocada por el Ayuntamiento de Pisa en la fachada del edificio en 1945. No se ha olvidado la figura del propio Parnas (“jefe”, como le llamaba la comunidad hebrea), igualmente conocido tanto por su brillante cultura como por sus constantes actividades de beneficencia, que le habían hecho ganarse el respeto de todos los ciudadanos.
El palacio, en su aspecto actual, es en realidad una fracción inmobiliaria de un complejo mucho más amplio, atestiguado ya desde el siglo XIV, que confinaba con la Plaza San Francisco y se extendía por la parte trasera de las construcciones con huertos y jardines. Dicho complejo era en pleno siglo XIV propiedad del Monasterio Cartusiano de Calci, que pronto empezó a conceder parcelas primero en alquiler y luego en venta. Así fue como, tras pasar por varios propietarios, en 1970 la familia Pardo Roques compró una primera casa en Via S. Andrea. Pero esta no era la residencia exacta en la que fue consumada la masacre nazi en 1944, ya que esta última fue comprada un poco más tarde, en 1803, y había pertenecido a otra importante familia hebrea, los Aghib de Livorno.