Inaugurado en el otoño de 1901 en el barrio de San Martino, cerca de la Iglesia de San Bernardo, el teatro tomó el nombre de su fundador, Giuseppe Redini. Nacido en una familia de origen campesino procedente de Mantua, puso en marcha la construcción del teatro a finales del siglo XIX, abriéndolo a la ciudad, en la que se le conocía como ortopédico, en los umbrales del nuevo siglo.
La estructura era muy simple y presentaba una sala rectangular con galería de cuatro palcos en un solo lado.
La época de oro de las actividades teatrales coincide con la giolittiana (1901-1914), y durante ese período a menudo fue usado por los anarquistas, probablemente a causa de las simpatías republicanas y libertarias del propietario.
Después de la Primera Guerra Mundial las representaciones se redujeron notablemente, y en los años treinta fue comprado por el pintor y grabador Giuseppe Viviani, dejando definitivamente de funcionar durante la Segunda Guerra Mundial. El teatro fue así destinado a pista de patinaje, luego a sala de baile y finalmente fue transformado en cine, para ser posteriormente utilizado como taller artesano y como almacén.
Del teatro, ya cerrado, se conservan aún la insignia colocada encima de la entrada y, en el luneto del arco de medio punto, una madera tallada que representa a una de las musas, probablemente Terpsícore, que intenta tocar la lira.