Toda el área de los Viejos Mataderos comunales ha sido reestructurada en la segunda mitad de los años noventa del siglo pasado y es la actual sede del Museo de los Instrumentos para el Cálculo, una realidad museística que caracteriza a la ciudad, a escala nacional, como centro de gran prestigio para la historia del cálculo automático y de la informática.

El museo se desarrolla en dos edificios: el recorrido acompaña a los visitantes a lo largo de un camino que, a través de quinientos años de historia, se extiende entre ábacos y sumadoras, pasando por los compases de proporción y las reglas de cálculo, hasta las primeras calculadoras y los ordenadores personales, siguiendo las principales etapas de la evolución de los instrumentos para el cálculo.
La colección se divide en tres secciones: instrumentos científicos, calculadoras y grandes calculadoras, además de la presencia de una rica colección archivística, representada por apuntes, manuscritos, cartas de personajes como Antonio Pacinotti, Enrico Fermi y Riccardo Felici.
Los instrumentos científicos expuestos cubren un arco de tiempo que parte del siglo XVII, y de cada instrumento se proporciona su descripción, funcionamiento, operaciones de restauración realizadas, indicaciones históricas y una bibliografía esencial. Entre las calculadoras figura un compás geométrico de invención galileana, y probablemente perteneciente al científico: uno de los primeros instrumentos capaces de realizar cálculos matemáticos y geométricos complejos.
Sin duda, una de las piezas más famosas es la Calculadora Electrónica Pisana (CEP). Completada en 1961, es uno de las primeras grandes calculadoras fabricadas en toda Italia.