Madonna dei Vetturini
Se remonta a finales del siglo XVI el traslado de la Virgen con el Niño del siglo XIV desde la Iglesia de Santa María de la Espina hasta la ubicación actual, para favorecer su adoración por parte de los pisanos, que invocaban protección del mal gobierno de los ministros granducales. De hecho, una disposición del arzobispo Dal Pozzo establecía la recitación de las plegarias con el sonido de las campanas de la ciudad.
La casa que remataba el arco bajo el cual fue colocada la Virgen al principio de Borgo “alle sette colonne” era de propiedad de los monjes de Nicosia (Calci). En aquella ocasión el abad Giovanni Andrea Morrona emprendió obras de reestructuración de la casa y de los pórticos e hizo grabar una inscripción para recordar el acontecimiento. El tallado del soporte de madera fue comisionado a Cosimo d’Arrigo, que ya había realizado para la Iglesia de los Caballeros de San Esteban las sillerías del coro bajo el proyecto de Giorgio Vasari.
El relieve de la Virgen con el Niño fue restaurado a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. En aquella ocasión fueron retiradas varias capas de repintes, revelando la tonalidad original solo en el rostro de la Virgen y en algunos dorados que originariamente debían de ser muy extendidos.
La escultura fue atribuida al período maduro de Nino Pisano, por la línea sinuosa de los drapeados, que retoma la pintura de Simone Martini, y por las sugestiones del arte francés, análogamente al grupo de la La Anunciación en la Iglesia de Santa Catalina y a la Virgen con el Niño en la Iglesia de San Nicolás. El tabernáculo de madera del siglo XVI, en cuyo interior se encuentra hoy una copia de la Virgen (el original se conserva en el Museo de San Mateo), remata aún la entrada a los pórticos de Borgo Stretto.